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Plano de Málaga de principio del XIX
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Puerto de Málaga - plano de Carrión de Mula-1791 |
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Plano de Malaga finales siglo XIX
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GIS A.Ozomek sobre plano Pérez de Rozas 1863 (Archivo Municipal de Málaga)
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Plza. de las 4 calles o Plza. Mayor con el Ayuntamiento y la Iglesia del Sto. Cristo en 1800 |
El desarrollo a partir del siglo XIX de nuevos espacios urbanos de prestigio como la Alameda, muchos más amplios, atractivos y saneados, que anuncian que el rumbo que la nobleza ilustrada y más tarde la burguesía emergente imprimirán a la ciudad, va a poner de manifiesto, por contra, lo anacrónico de la imagen y ubicación de la plaza, que irá perdiendo protagonismo a medida que se desplacen algunas de sus funciones cívicas y de representación.
La plaza de las 4 calles o plaza Mayor con el Ayuntamiento, se renombro en 1812 como de la Constitución, en el 1934 de la Republica y después de la guerra Civil de Jose Antonio.
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Vista desde las Baterías de defensas y fortificaciones del castillo de Gibralfaro 1820 |
El castillo de Gibralfaro ayudó a defender la ciudad, pero no de los musulmanes, sino de las tropas de Napoleón. Al final, las tropas francesas invadieron Málaga y su ejército se alojó en el castillo hasta que dejaron la ciudad en 1814. Las tropas francesas a su despedida hicieron explotar toda la pólvora almacenada en un depósito grande dentro del castillo.
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Batería de cañones en el Castillo de Gibralfaro. 1820
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1839. GRABADO DEL PUERTO DE MÁLAGA SOBRE EL MUELLE DE LEVANTE Y LA FAROLA. |
Durante la Guerra de Independencia, el castillo fue objeto de importantes obras de fortificación.
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Batería de cañones de S. Jose, mediados Siglo XIX |
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La Malagueta 1860 (el primer edificio "la Odisea" existe actualmente en la subida de la Coracha) |
🔍 La Odisea , que está situada en el antiguo barrio de La Coracha, en pleno centro de la ciudad, tiene un gran valor patrimonial siendo una casa que data del año 1750, en uno de sus patios interiores, que actualmente funciona como espacio para los clientes del restaurante, hay un túnel que usaban los refugiados para esconderse en la Guerra Civil. El paso, que ahora está tapiado, conectaba con el interior del monte de Gibralfaro. Actualmente es una casa de vinos, perteneciente a la familia Ortega desde hace 273 años. Es el único edificio que queda vivo de este barrio tradicional que fue demolido en los años 90.
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Muelle Viejo de levante, la Coracha y el monte de Gibralfaro 1860 |
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Panorámica de Málaga en 1870
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Málaga 1880
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Vista de la Aduana, muelle viejo y la zona industrial de la Misericordia
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Catedral y Cortina del Muelle Viejo |
La Iglesia Catedral de la Encarnación de Málaga se comienza a construir en el año 1528 sobre el solar de la antigua mezquita Mayor o mezquita Aljama. Parece ser que el afamado arquitecto Enrique Egas, venido desde Toledo en compañía del maestro cantero Pedro López que fue el encargado de dirigir las obras de la cabecera, diseñada por uno de los grandes maestros de la época, Diego de Siloé, fue consagrada el 3 de agosto de 1588.
A principios del siglo XVIII, se retomó la finalización de la Catedral, cuyas obras habían quedado interrumpidas casi un siglo antes. Los arquitectos del momento, entre ellos José de Bada, Antonio Ramos y Ventura Rodríguez, pero se dejó sin acabar su segunda torre y numerosos elementos decorativos, tampoco se construyó la cubierta de las bóvedas, el papa Pío IX declaró la catedral basílica menor el 13 de marzo de 1855.
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Palacio de la Aduana en la orilla del mar (finales siglo XIX)
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La construcción del Palacio de la Aduana la aprobó el monarca Carlos III, por Real Orden de 16 de agosto de 1787, debido especialmente a la intensa actividad marítima tras liberar el comercio con América. El proyecto original fue obra de Manuel Martín Rodríguez. El 20 de octubre de 1791, Las obras se suspendieron en 1810 debido a la Guerra de Independencia española. Los franceses saquearon la construcción y se llevaron materiales por valor de dos millones de reales. Las obras se reanudaron en 1826 en un estilo neoclásico a la manera de los palacios renacentistas italianos: con cuatro crujías en torno a un patio central porticado.
Aunque estaba pensado para ser aduana, se inauguró en 1829 como Real Fábrica de Tabaco, en 1839 se ocupó como dependencias de la Hacienda Pública y más tarde fue Diputación Provincial y Subdelegación del Gobierno en la provincia.
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Cortina del Muelle Viejo y la Aduana |
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Puerto y Muelle Viejo |
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Puerto de Málaga con la catedral al fondo |
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Vista desde el muelle de Levante en 1890 |
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Gibralfaro y Coracha vista desde el Puerto. |
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La Coracha desde el Puerto |
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Subida a la Coracha |
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La Coracha vista desde el Muelle Viejo |

Coracha es el tramo de una muralla que suele conectar con el agua, ya sea lago, río o mar, cuya finalidad es proteger a los habitantes e impedir el acceso hasta ellos de posibles enemigos. Terminaba casi siempre en una torre. Era la que se proyectaba al exterior, estaba por lo tanto más adelantada y unida a la muralla por muro o puente. Aunque todavía no está demasiado claro, el término es de origen andalusí y se construyeron muchas corachas en esta época. Posteriormente se siguió utilizando este tipo de construcciones defensivas. Muchas fueron derribadas, tanto en batallas medievales y modernas, como en tiempos cercanos, debido a planes de ampliación o de remodelación de las ciudades que no tuvieron en cuenta su patrimonio.
La Coracha fue uno de los barrios más característicos y antiguos de toda la ciudad, se situaba entre el lado sur de la vieja alcazaba y la orilla del mar, donde se encontraba el antiguo puerto en la época árabe, formando como un bastión frente al mar. Debe su nombre a eso mismo, un barrio que hacía como muralla a la fortaleza uniendo de este modo, el Castillo de Gibralfaro con la Alcazaba. Obras posteriores para la construcción del puerto, convirtieron la antigua playa en la gran explanada donde hoy se asienta el parque, alejando definitivamente del mar a esta antigua coracha.
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Plaza Constitución antes de la construcción de C/ Larios en 1880 |
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Plaza Constitución con la fuente de las 3 Gracias finales del siglo XIX
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La Fuente de las Tres Gracias, se encuentra en el centro histórico de Málaga. Construida en hierro fundido, es obra del ingeniero José María Sánchez y fue instalada en el siglo XIX en la Alameda Principal, luego en la Plaza de la Marina, y posteriormente reubicada en la glorieta de la Plaza del General Torrijos, al final del Paseo del Parque del distrito Centro, próximo al barrio de La Malagueta.
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Pza del Obispo
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La fuente de la plaza del Obispo, está formada por un pilón circular de perfil exterior ondulante, y un vástago central a modo de columna balaustrada con dos tazas estriadas decrecientes, rematado por una gran piña de la que mana el agua, que va resbalando hacia la taza inferior. El material es un bello mármol gris veteado, similar al utilizado en la portada del Palacio Episcopal, cuya construcción es coetánea a la de la fuente.
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Acera de la Marina
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Acera de la Marina, entrada a calle Marques de Larios la calle que se ve entre los dos edificios es calle Martinez. Era una de las zonas más vivas de la ciudad.
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Paseo de la Caleta
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Vista desde los campos Elíseos en 1880
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Camino Velez (Paseo Reding) Hospital Noble |
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Hospital Noble 1880 |
El Hospital Noble fue construido entre 1867 y 1870 en uno de los extremos del Puerto malagueño, muy próximo al agua. Su origen está en una donación de las hijas del doctor Guillermo Noble, médico inglés que ejerció en Málaga hasta su muerte en 1861, para realizar un hospital auxiliar destinado a los marineros extranjeros. Eel edificio es de un estilo neogótico.
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Plaza de Toros día de la inauguración en 1876
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El origen de la actual Plaza de Toros de Málaga hay que buscarlo en 1876. El 11 de junio de ese año tuvo lugar la apertura del actual coso, cuyas obras se iniciaron dos años antes.
El arquitecto encargado del proyecto de construcción de esta Plaza de Toros de Málaga, o La Malagueta, fue Joaquín Rucoba. Para ello, concibió un edificio con forma de hexadecágono, en su fachada, y de una circunferencia perfecta en su interior. Ésta tiene un diámetro de 52 metros y, en la actualidad, puede acoger a algo más de 9.000 espectadores. El edificio se completó con una balconada interior y la colocación del escudo en 1880.
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Plaza de Toros 1890 |
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Plaza de Toros y la Malagueta finales del siglo XIX
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La chimenea de la antigua fábrica de energía eléctrica o chimenea de la Malagueta es un fiel exponente de la Málaga de la Revolución Industrial, y en particular del acontecimiento que significó para la historia local la incorporación de la electricidad en el alumbrado público de la ciudad, viniendo a suplantar el gas hasta entonces utilizado. Esta chimenea es el único vestigio que queda de la antigua fábrica de electricidad. Los antecedentes históricos de la electrificación en Málaga se inician en 1888, cuando el Ayuntamiento autorizó a la compañía The Málaga Electricity Company Limited " llamada la inglesa" juntamente con la francesa Electrcité Industrielle, el tendido del nuevo alumbrado público en Málaga.
En Septiembre de 1896 la sociedad inglesa adquirió el solar de la finca para la construcción en el mismo de la fábrica de electricidad. La chimenea se construyó, junto al resto del edificio de la fábrica de electricidad en 1896.
Pasando más tarde a ser de la Hidroélectrica del Chorro, después Sevillana de Electricidad y actualmente Endesa.
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La ciudad y el puerto finales del siglo XIX |
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Paseo de la Farola finales del siglo XIX
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Puerto de Málaga finales del siglo XIX |
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Proyecto de mejora de los muelles del puerto y ampliación 1878
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En 1876, Rafael Yagüe, primer Ingeniero director fue el encargado de redactar un proyecto general de las obras necesarias, en 1878 firmó el proyecto del nuevo Puerto de Málaga que le habían encomendado. En 1897, finalizan las obras en los muelles y de ampliación con rellenos ganados al mar. En este mismo año se aprobó el proyecto de determinación de la zona de servicio de los muelles, a los efectos de fijar los terrenos que eran necesarios para el puerto y cuáles se podían enajenar. Esto posibilita la creación del Parque de Málaga.
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Empieza el relleno del puerto antiguo en 1888
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1890
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Muelle viejo junto a la Coracha y entrada Paseo de Reding
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Estamos a comienzos del año 1896 en esta foto de la colección Fernández Rivero. Quedan pocos meses para la finalización formal de la primera fase de las grandes reformas del puerto de Málaga (los rellenos y creación de nuevos muelles). Vemos ya funcionando los Muelles de Cánovas y de Heredia, conectados con las playas de San Andrés (zona industrial) gracias a las nuevas vías férreas sobre los terrenos ya ganados al mar sobre la antigua playa de Pescadería.
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Mejora de los muelles del Puerto y terrenos ganados al mar en 1898 |
Joaquín de Rucoba, con el V.ºB.º de Manuel Rivera, presentó en 1898: «Proyecto de urbanización de los terrenos de la Haza Baja de la Alcazaba. Prolongación de la Alameda y establecimiento de un Parque en los solares ganados al mar delante de la Aduana»
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Proyecto de prolongación de la Alameda y establecimiento del Parque. |

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La Alameda, la avenida por excelencia de Málaga hasta que llegó calle Larios, en el último tramo del siglo XIX |
Hasta el año 1896, en que se inició la
construcción del Parque, la Alameda Principal fue el principal espacio
público de la ciudad y se constituyó en escenario fundamental de la vida
local a lo largo del siglo XIX. Uno de los signos de modernización del
paisaje urbano a partir de mediados del ochocientos es la sustitución de
la vieja plaza mayor por el paseo como centro de la vida social.
A finales del siglo XVIII, concretamente en
1783, se urbanizó definitivamente el arenal que se había ido formando
en la desembocadura del río Guadalmedina; el autor de este proyecto fue
el ingeniero López Mercader. En su trazado inicial, la Alameda era un
paseo arbolado situado fuera de la muralla sur, limitado al oeste por el
Castillo de San Lorenzo y al este por un ángulo de la misma muralla. El
paseo estaba formado por una doble hilera de árboles y tenía un
ensanche en la parte central, una especie de plazoleta. Sin embargo,
carecía de construcciones y estaba separado del mar por la zona de
pescadería y por una serie de casetas de madera destinadas a la venta de
comestibles.
En
1786 se permitió el derribo de la muralla y este hecho favoreció
extraordinariamente el desarrollo de la Alameda. Las familias acomodadas
de Málaga comenzaron a construir grandes mansiones a un lado y otro del
paseo. A partir de ese momento, las modificaciones más importantes
consistieron en su ampliación. Derruido el Castillo de San Lorenzo, el
paseo se extendió por el oeste hasta el mismo río, lo que permitió la
conexión con la ampliada Alameda de los Tristes (hoy conocida como
Alameda de Colón).
Así era la Málaga de 1899
«La Málaga de hace 20 años ya no existe»
Probablemente esté más que acostumbrado a escuchar ese diagnóstico, cuando alguien que lleva mucho tiempo sin visitar Málaga se queda sorprendido del evidente cambio que ha experimentado la ciudad en los últimos años. Esa frase, sin embargo, no es nueva ni exclusiva de 2022. Ya aparecía recogida, literal, en los escritos históricos que repasaban la actualidad de la capital a finales del siglo XIX: en concreto, en la 'Guía de Málaga y su provincia', que firmó Enrique Pérez López en el año 1899 y que se vendía en las librerías a modo de inventario detallado de la ciudad en una época en la que las otras guías, las turísticas, eran un sueño aún lejano.
Conservado hoy en la Biblioteca Provincial, el extraordinario ejemplar recoge en su página 14 esa frase que conecta la Málaga de ayer con la de hoy y permite viajar en el tiempo para ver, cómo hace 123 años, la capital disfrutaba de una revolución sin precedentes y, en esa suerte de ciclos circulares, similar a la de hoy.
El Autor remarcaba, que la antigua ciudad, de marcado carácter morisco, con sus callejas estrechas e infinitas encrucijadas, con sus vías oscuras y tortuosas, casi ha desaparecido por completo, reemplazando a las antiguas construcciones calles rectas y anchas, edificios elegantísimos, en donde la arquitectura moderna ha realizado el ideal de las actuales construcciones urbanas: reunir lo higiénico a lo conveniente».
En efecto, el matiz higiénico y sanitario no fue menor a la hora de replantear la ciudad, habida cuenta de que esas callejuelas abigarradas eran un foco de epidemias y, por lo tanto, un peligro para la población por el elevado nivel de contagios, mortales en la mayoría de los casos. Por eso los diseñadores de la nueva urbe tuvieron en cuenta la opinión de los médicos a la hora de diseñarla: uno de los ejemplos más relevantes es el de la
calle Larios y las esquinas en curva de sus edificios para que la brisa del mar circulara entre sus calles.
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1890 construcción de la calle Larios |
La de Larios fue la primera en importancia, sí, pero no la única en aquella época. De hecho, en apenas unos años se le dio literalmente la vuelta al callejero: entre otras muchas, se construyeron o remodelaron la calle del duque de la Victoria y parte de la de San Agustín, la calle Méndez Núñez, la plaza del Siglo y la calle del Obispo; las calles del Correo, Granada, Santa María, Santa Lucía y la plaza de Mitjana; la calle Sánchez Pastor, la del Marqués de Guadiaro o la calle de la Bolsa y Strachan. Más allá del centro histórico, se prolongó la calle de la Victoria hasta la Aduana, se aprobó el proyecto para conectar Álamos con Reding y se abrieron las comunicaciones entre la calle Gerónimo Cuervo y el Teatro Cervantes.

Además de esa fabulosa reforma del entramado urbano, la guía se refiere a un proyecto que en 1899 ya ha comenzado a ver la luz y que promete, literalmente, «una trascendencia comercial incalculable»: es el origen del Parque de Málaga y el nuevo puerto, en el cual -dice- «Málaga y el gobierno se han gastado muchísimos millones de pesetas (…). Todo el recinto del puerto antiguo, que ha sido cegado, se convertirá en un soberbio parque con jardines, fuentes y estatuas; y en los millones de metros ganados al mar se construyen muelles, dársenas y edificios».
En paralelo, en ese último tramo del siglo XIX ya han comenzado a tomar forma barrios emblemáticos como el barrio de Huelin, el primero netamente obrero de la ciudad y a los que la guía añade otros de referencia como la Pelusa, el Molinillo, Huerta Alta y El Bulto.
Hacia la zona este, el autor de la guía se recrea en el tramo que discurre entre el paseo de Reding y Pedregalejo: «En una longitud de más de tres kilómetros se han edificado hoteles, palacios y chalets, que hacen que compitan hoy nuestras playas con las de Niza, Mentone y Nápoles aún en lo pintorescas y ostentosas (…).
Y más allá, El Limonar, otro barrio de palacios, rodeado de huertas y jardines; luego el arroyo de la Caleta, el sitio tradicional de las fiestas populares, enseguida El Morlaco, la Torre de San Telmo, el Pedregalejo, el Palo, La Cala; y todo esto sembrado de casas bonitas como los juguetes de un niño, de hoteles como los que ambiciona un banquero y de jardines con los que sueña un poeta».
Pero las bondades de la Málaga de la época no se quedan en lo puramente urbano. La guía se detiene también en zonas de ocio como la Malagueta, «con sus magníficos balnearios de La Estrella y Apolo, cuyas condiciones son inmejorables y que pasan de 30.000 personas las que concurren al uno y al otro», o en el «agua riquísima que llega a la ciudad desde Torremolinos en 18.000 metros cúbicos diarios, la cual se destina al surtido de numerosas fuentes públicas y al riego de calles y paseos, que se hace dos veces al día».
«El gas y la luz eléctrica -añade el texto-, alumbran las calles y los establecimientos, empleándose aparatos Siemens y candelabros para las primeras y aparatos Edisson y lámparas incandescentes para los segundos». Además, «los coches del tranvía recorren la población desde uno al otro de sus extremos y numerosas paradas de carruajes de plaza se hallan a todas horas del día y de la noche a disposición del público». ANA PÉREZ-BRYAN
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La obra comenzó en 1887 y se inauguró en1891
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La calle Larios fue diseñada por Eduardo StrachanViana-Cárdenas, nacido en el año 1853 en Cártama y el primero de una saga de arquitectos (luego vendrían su sobrino y el hijo de éste) sin cuyos edificios no se entendería la historia de Málaga. El diseñador de calle Larios no era en realidad arquitecto, sino maestro de obra (el título de Arquitectura no existía en la época), y se trasladó con su familia a la capital con diez años. En concreto vivieron en Hoyo de Esparteros, una zona de nivel medio acomodado -y ahora de actualidad por su discutido proyecto de rehabilitación- donde Eduardo comenzó a hacer sus primeros trabajos. El primero del que se tiene constancia es de 1870, cuando él tenía 18 años.
La calle Larios sustituyó a una serie de callejuelas del antiguo trazado musulmán de la ciudad. La idea era construir una gran vía que conectara las nuevas vías de la ciudad (Alameda y Parque) con el Centro, abriendo una calle amplia y moderna, con edificios nuevos y saneando lo que se entendía que era un entramado urbano muy degradado, con multitud de callejuelas sin saneamiento e insalubres.
Construida con financiación privada entre 1887 a 1891, fue todo un negocio para el Marqués de Larios, pero también un hito urbanístico y arquitectónico, convirtiéndose en uno de los mejores ejemplos del urbanismo del siglo XIX en el mundo.
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ANÁLISIS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA DE MÁLAGA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
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La VanguardiaLa ola de calor en 1876 comenzó por el sur de España hacia el 25 de julio, llegó a su punto álgido entre el 28 y el 31 de julio y se alargó hasta el 7 de agosto.
El 30 de julio, el termómetro instalado en la cúpula de la iglesia de la Anunciación de Sevilla marcó 51 °C .
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